Época: GreciaClásicaII
Inicio: Año 405 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
La Guerra del Peloponeso



Comentario

Para la oligarquía resultó verdaderamente más perjudicial el hecho de enajenarse la voluntad de los miembros de la propia clase que pretendía restaurar en el poder. La oligarquía, decía Platón, produce la violencia dentro de la propia clase. De este modo, comienza a agruparse un sector de los exiliados, encabezados por Trasibulo y Ánito, que se manifiestan defensores del sistema hoplítico. Varias de las ciudades aliadas de los espartanos les prestaron ayuda, lo que indicaba cómo la radicalización de posturas subsiguiente a la guerra permitió paralelamente la desintegración de la coherencia de cada bando. Los grupos más extremados de Atenas necesitan el apoyo espartano, pero los aliados de Esparta no se identifican con esos grupos en el momento de definirse en relación con la política interior ateniense. Están dispuestos a admitir la inclusión de tres mil en la ciudadanía activa, pero Terámenes ataca el esquematismo, en la idea de que todos los buenos deben integrarse con pleno derecho. Critias utiliza el apoyo de bandas armadas representantes de los grupos secretos aristocráticos que se convirtieron en su verdadero apoyo.
Terámenes parecía próximo a una figura como la de Sócrates, que se quejaba de la violencia de los Treinta, pero Critias critica sus contradicciones, sobre la base de que no es posible la oligarquía sin tiranía. Terámenes, por su parte, tampoco admitía la democracia en la que tenían parte los que necesitan una dracma, es decir, los que reciben el misthós, los thetes.

La restauración democrática vino de la mano de Trasibulo y sus colaboradores, que pasaron de Tebas a File y luego al Pireo, donde se sitúan en Muniquia. Los Tres Mil deponen a los Treinta y nombran a los Diez para negociar. Los Treinta se refugiaron en Eleusis hasta el ano 401-400. La resistencia se hizo más difícil cuando entre los propios espartanos surgieron diferencias que enfrentaban a Lisandro y a Pausanias, este último contrario a apoyar el régimen tiránico que había recibido la ayuda del primero.

Trasibulo se presenta como abanderado del discurso de la concordia, lo que llevó a que posteriormente se declarara la amnistía, unida a la restauración datada en el año ático 403-02, el del arcontado de Euclides, específicamente alabada por Aristóteles como moderada. Algunas medidas pueden ser significativas, como la instauración de los nomótetas, encargados de redactar leyes, que se encontrarían por encima de cualquier decreto que hubiera sido votado en la asamblea. También se plantearon reformas sobre el estatuto de la ciudadanía, algunas tendentes a la ampliación, incluyendo metecos y esclavos por méritos de guerra, otras tendentes a la reducción, como la de Formisio, del grupo de Terámenes, que pretende que se reduzca a los que tienen tierras, pero que fue rechazada. Su aprobación habría significado, según Dionisio de Halicarnaso, la exclusión de cinco mil ciudadanos, lo que quiere decir que la medida no se refería al estatuto del hoplita, sino que admitía como ciudadano a propietarios de pequeñas parcelas de los que se incluían entre los thetes.

El síntoma más significativo de que los conflictos continuaron fue la condena de Sócrates, el año 399, donde siguen presentes los efectos de los anteriores enfrentamientos, como el de Terámenes con Critias, pero también el proceso de las Arginusas y las actuaciones conflictivas de Alcibíades y Critias, de cuya formación se acusaba a Sócrates. La presencia entre los acusadores de Ánito, participante en el proceso de restauración, enemigo de los sofistas, admirador despreciado de Alcibíades, es uno de los síntomas, en definitiva, de la pervivencia de la conflictividad interior en la ciudad.